La marca deportivo-radical de SEAT ha lanzado un modelo que podríamos definir como SUV por su apariencia, pero a juzgar por su comportamiento, está muy lejos de ser un SUV, con lo que tener un FR, GTI, RS… para los ratos libres y un familiar para uso diario desaparece ya que este Formentor, fabricado en la factoría de Martorell (Barcelona), nos permite todo con el plus de tener etiqueta cero.
Cuando decidimos probar este coche, la verdad es que esperaba un coche familiar con un kit estético tanto interior como exterior junto con algún retoque en la electrónica del motor para tener un sonido y unas sensaciones algo más racing y así hacer gala al espíritu de la marca. Confieso que me equivoqué rotundamente, de kit estético y equipamiento especial para una versión concreta, nada de nada, esto es un puro deportivo a todos los niveles en el que poder viajar con la familia.
Su frontal agresivo, su capó y laterales musculados con numerosas líneas que hacen elevar la tensión del conjunto y, paralelamente despertar sentimientos racing en uno, querer conducirlo a toda costa y ver sus posibilidades, sus espectaculares llantas y una armonía de proporciones que le dan un aspecto equilibrado pero que debajo hay algo fuera de lo normal. La trasera es la parte que menos nos gusta, la conexión entre los faros derecho e izquierdo a través de una barra LED y la propia forma de los faros no nos transmiten las mismas emociones que el resto de planos del vehículo.
Las puertas son amplias y permiten un acceso sin problemas y el coche, aunque tiene aspecto de SUV, realmente no es tan alto como pensamos, lo único que el suelo sí que está más elevado un coche normal. Por ello es de agradecer que ya no hay que agacharse mucho y dejarse caer. Los asientos son un espectáculo, aunque yo diría que no son asientos, son casi baquets de competición con un mullido agradable en el centro y unos pétalos laterales firmes que nos sujetan el cuerpo de forma excepcional. Para redondear, si los pétalos del respaldo fuesen regulables, ya los puntuaríamos con un 11 sobre 10.
Encontrar la posición perfecta es fácil, el asiento admite múltiples regulaciones, eléctricas en el lado del conductor, y el volante también. Este último tiene un tamaño, un grosor y un tapizado de piel inmejorable. En sus brazos se encuentran multitud de mandos de la radio y del programador de velocidad de un tamaño para nuestro gusto un poco pequeños lo que hace que a veces pulsemos el botón que no es. Un punto a mejorar es el tacto poco sólido y el accionamiento de las levas del cambio.
Cuando tenemos todo regulado a nuestra medida, nos sentimos en un coche de carreras, como si el alma de aquellos “taxis” del Montecarlo del 77 estuviese en este CUPRA Formentor y nos creyésemos Antonio Zanini o Salvador Cañellas en la línea de salida del Turini, para dejar fuera de juego a todos los dioses finlandeses con coches de un nivel muy superior.
El coche está diseñado para, precisamente levantar estas pasiones. Su cintura es muy alta por lo que las ventanillas no son muy grandes y esto obliga a que el capó delantero vaya muy alto, si nos fijamos en las fotos, el capó no sigue la línea descendente que tienen hoy en día la práctica totalidad de los coches. Desde el puesto de conducción vemos las nervaduras que, como si fuese una advertencia de la marca, nos advierte de que estamos ante algo diferente. El tablero de instrumentos es perfecto, los mandos se encuentran todos al alcance de la mano. Muchos de ellos están integrados en la pantalla táctil gigante de excelente visibilidad y orientación pero que su manejo a veces resulta complicado porque moverse por los menús resulta laberíntico y no intuitivo.
En el interior del Formentor caben perfectamente cinco personas, habiendo distancia longitudinal más que suficiente para personas altas. En la parte trasera, muchas veces penalizada en altura por la caída del techo, no sucede esto, existe altura suficiente para una persona de 1,80 metros o incluso más sin tener que ir con la cabeza inclinada.
El tapizado de los asientos, las combinaciones de texturas de los paneles, el tapizado del cuadro de mandos, las formas de las salidas de aire… y en general todo, crean una atmósfera que rezuma deportividad por todos los lados.
El maletero es correcto para un coche de este tipo, evidentemente, al ser híbrido, su maletero está reducido, pero no de forma alarmante. Si es necesario podemos abatir los asientos y hacer una pequeña furgoneta con el maletero completamente plano.
El Formentor está equipado un motor pequeño con una gran potencia lo que le da un toque rabioso. A ello se une uno eléctrico que, como todos sabemos, el par lo entrega desde cero con lo que la aceleración es mucho más contundente. La potencia conjunta de 245 CV da mucho juego tanto para practicar una conducción deportiva y divertirse como para circular en ciudad por zonas restringidas. El cambio DSG de 6 velocidades encaja muy bien con el motor y el sistema híbrido. El paso de un sistema de propulsión a otro se realiza de forma imperceptible, solo nos damos cuenta de ello por la aguja del cuentarrevoluciones y por el rumor del motor.
Los cambios de marcha se realizan con extrema suavidad aunque le estemos buscando las cosquillas al coche. Esta suavidad no penaliza en absoluto la aceleración ya que como sabemos, dispone de dos embragues que lo que hacen es alternarse estando dos marchas acopladas a la vez y el cambio de revoluciones que observamos, en realidad es el cambio de embrague, mucho más rápido que realizar una acción completa de embrague y desplazamiento de sincronizador.
Con su elevado peso, más de 1700 Kg, cabe pensar que es un vehículo poco ágil. Pues no es así, pues permite una conducción muy deportiva y su condición de híbrido no es un hándicap. Tiene una suspensión pilotada firme que controla muy bien las oscilaciones de la carrocería ya que apenas se inclina incluso apurando las curvas y haciendo alguna diablura. Curiosamente, no resulta seca por lo que no es incómoda. A esta precisión de conducción ayuda sus neumáticos Bridgestone Turanza de 245/40 R19 que después de lo visto en la prueba, le van como anillo al dedo. Su precisión de conducción es alta, su bajo perfil hace que apenas tenga deriva. Tiene una ligera tendencia a deslizar el eje trasero debido al sobrepeso en la parte trasera de la batería del sistema híbrido, pero en ningún momento nos pone en aprietos ya que lo hace de forma muy suave y si seguimos buscando el límite el ESP se encargará de controlar nuestros excesos.
Si vamos en familia, la conducción evidentemente es más sosegada y , en ese caso, este CUPRA es una delicia. La sensación es de seguridad absoluta ya que, al ser desarrollado pensando es una conducción deportiva, los límites están muy altos y a sus mandos es muy relajante su conducción. Tiene unas capacidades ruteras que sorprenden, de hecho, tan buen sabor de boca nos dejó en el habitual recorrido de pruebas, que me hice una pequeña ruta turística tratando de olvidarme del coche que es y disfrutar recorriendo kilómetros.
En un par de veces, durante el recorrido, paré a mirar y comprobar que iba a los mandos de un SUV y no de un polivalente tipo a su hermano el León porque no me creía las sensaciones que me estaba transmitiendo y el comportamiento tan excepcional que tiene. El sistema de climatización funciona muy bien, su maniobrabilidad es buena pese a llevar unas ruedas tan grandes y es silencioso. Está bien aislado, CUPRA no ha caído en el error de reducir aislantes.
En modo eléctrico realizamos 51 km en carretera a primera hora de la mañana, sin el clima puesto por que no hacía calor y rodando entre los 90 y 110 km/h. En ciudad, en plena hora punta, con 33 grados de temperatura y el clima puesto, recorrimos 46 km de distancia. El consumo de combustible en modo híbrido, es decir cuando la batería se agota y no tiene capacidad para rodar en modo eléctrico está en torno a los 5 litros en carretera y, en el caso del día de la medición, con mucho calor, tráfico complicado y el clima puesto, en los 7 litros. El director de AutoRevista me envió un email para preguntarme que tal había ido la prueba y le respondí que para redondear este reportaje a este Formentor le faltado una vuelta rápida en un circuito para ver el potencial real de este coche.
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