La situación actual de la automoción en Alemania
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La situación actual de la automoción en Alemania

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Mario Buisan, consejero Económico y Comercial Jefe - Oficina Económica y Comercial en la Embajada de España en Berlín
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La economía alemana se está viendo afectada por la crisis derivada de la aparición del covid19, al igual que está sucediendo con las economías de todo el mundo, si bien los efectos están siendo más livianos. Para este año 2020 se espera una recesión en torno al 5,8% del PIB, al tiempo que se vaticina una amplia recuperación en 2021, que podría suponer un crecimiento del PIB aproximadamente del 4,4%. Se trataría por tanto de una recuperación con un formato parecido al de una “V”, si bien la previsión es que no se recupere el nivel del PIB hasta el año 2022. Esta recesión económica va a mostrar su reflejo en las cuentas públicas, con el aumento del déficit público hasta más del 7% este año y un incremento del ratio deuda pública/PIB de más de 20 puntos, llegando a representar la deuda el 80% del producto interior bruto. Asimismo, el mercado de trabajo está mostrando este negativo desempeño económico, de manera que la tasa de desempleo ha subido hasta el 6,2%.


El gobierno alemán ha respondido a esta devastadora crisis implementando un gran arsenal de medidas económicas. Dichas medidas se han articulado en un doble programa. El primero es el denominado “Programa de choque” aprobado en marzo de este año para tratar de compensar los efectos de la pandemia y en especial de los confinamientos. Dicho programa consta de subvenciones dirigidas a las pymes, préstamos y avales para empresas de mayor tamaño y la creación del llamado Fondo de estabilización que ofrece préstamos y participaciones en el capital de las empresas que estén pasando por dificultades. Por último se ha aumentado la dotación y se han flexibilizado las condiciones del “kurzarbeit”, mecanismo similar a nuestros ERTES. El montante económico de todas las medidas asciende a la astronómica cifra de 1,3 billones de euros (prácticamente similar al PIB de nuestro país).


Este programa, que equivale al 51% del PIB alemán, es el más ambicioso de los países de la Unión Europea, y supone el 47% de todas las medidas de apoyo coyuntural que se han puesto en marcha en los países de la eurozona. En gran parte ello ha sido debido a que su margen fiscal previo a la crisis era significativo por su superávit presupuestario y su reducido nivel de deuda en relación al PIB.


En segundo lugar, en junio de este año ha aprobado el denominado “Programa de Coyuntura”, que consta a su vez de medidas que presentan un carácter más temporal o coyuntural como indica el propio nombre del programa, y entre las que se encontraría la reducción transitoria (hasta finales de este año) del IVA, la subvención de la cuota de energías renovables o las subvenciones a empresas del sector turístico y otros sectores gravemente afectados por la pandemia así como a los ayuntamientos. Dentro del citado programa de coyuntura se incluyen igualmente medidas denominadas “de futuro” entre las que se pueden citar los apoyos a la electromovilidad, al desarrollo del hidrógeno como fuente de energía y a la expansión de la digitalización y las infraestructuras de telecomunicaciones. El montante total de este programa de coyuntura asciende a 130.000 millones de euros.


El resultado de la suma de los denominados programas de “choque” y “coyuntura” es que Alemania va a implementar el programa de expansión más ambicioso de la Unión Europea. Si a este dato unimos el hecho de que Alemania, por su estructura económica sectorial y por la menor duración de su confinamiento, está sufriendo una menor caída de su producción nacional, la conclusión es que es previsible que Alemania transite mejor por esta crisis que el resto de países de dentro y fuera de la UE. 


Centrándonos en la industria automovilística alemana, debe señalarse que es el principal sector industrial de Alemania, país que es conocido mundialmente como el fabricante de vehículos por excelencia. El sector se encuentra en estos momentos frente a un cambio radical, que va a exigir de los diversos agentes que conforman la industria automovilística alemana una autentica reconversión si quieren seguir siendo líderes a nivel mundial. Esta revolución se plasma en una serie de retos estructurales entre los que se pueden citar las nuevas tecnologías de propulsión, la digitalización, la protección climática o los cambios en el empleo. Y a este panorama de cambio estructural se ha sumado una crisis coyuntural como es la provocada por el coronavirus, que llega por tanto en un momento en el que ya existía sobrecapacidad y en el que las empresas estaban afectadas por el esfuerzo de adaptación que exige el cambio tecnológico ya mencionado y que se estaba reflejando tanto en sus beneficios como en sus reservas. Entre los principales datos del sector de la industria automovilística debe citarse una facturación que en 2019 fue de 436.200 millones de euros con una producción de 16 millones de vehículos y una cuota de exportación del 74,8%.


Tras la gran caída de la facturación durante la primera mitad del año se espera una reducción cercana al 8% respecto a 2019 y para 2021 se prevé que se alcance un crecimiento de entre el 5-8%. El descenso hubiera sido mayor si no es por la recuperación del mercado chino que es cada vez más importante para los fabricantes alemanes: Mercedes, con un retroceso mundial en el segundo trimestre del 20% de su facturación, aumentó sus ventas en China un 22%, mientras BMW, con una caída mundial del 25%, creció en China un 17%  y VW ha vendido el 40% de sus vehículos este año en China.


Por lo que respecta al sector de los fabricantes de componentes alemanes, su situación es especialmente precaria y viene marcada por la sobrecapacidad, el endeudamiento (el 20% de las empresas tienen reservas solo para los próximos dos-tres meses), la necesidad de ahorro tanto en términos de personal como de costes lo que en ocasiones les obliga a trasladar producción e I+D al extranjero, y la necesidad de adaptarse a la presión que los fabricantes de vehículos ejercen sobre ellos. La facturación del sector de componentes alemán fue en 2019 de 80 millones de euros, mientras que en 2018 había sido de 81,4 millones, lo que supone por tanto una cierta estabilización de resultados.


"Estos nuevos escenarios pueden hacer surgir nuevas oportunidades en el mercado alemán: oportunidades que la empresa española de componentes de automoción no debe dejar pasar"


El gobierno alemán es consciente de la importancia del sector de componentes y por extensión de la industria automovilística para su economía y ha llevado a cabo una serie de medidas para apoyarlo, entre las que se pueden contar las dirigidas a evitar reducciones de plantillas a través de la regulación del “Kurzarbeit” o los planes de formación para cualificar a los empleados para que puedan asumir las nuevas tareas. Asimismo, busca fomentar las ventas, bien sea con medidas indirectas como la rebaja del IVA, del 19 al 16%, o directas con las primas a la compra de vehículos eléctricos. Y también, se estudia la creación de un fondo que apoye a los suministradores para dotarles de la capacidad financiera necesaria para acometer las inversiones requeridas para la transformación hacia la electrificación y digitalización de los vehículos. En cualquier caso se prevé que quiebre un buen número de los cerca de 1000 suministradores de componentes existentes en la actualidad. 


El gobierno presta atención al mismo tiempo a las otras grandes tendencias del sector del automóvil como son la digitalización ó la conducción autónoma. Alemania quiere optimizar el gran potencial que ofrecen y fomentar su I+D mediante la aplicación de inteligencia artificial para organizar la movilidad del futuro de manera más versátil, segura, ecológica y útil. 


Otro reto notable que se cierne sobre el sector automovilístico y el de componentes es la cuestión del Brexit. Los fabricantes alemanes ven peligrar las relaciones con el principal destino de sus exportaciones de vehículos, donde también están implantadas muchas empresas alemanas del sector y que cuenta con importantes centros de producción. Un Brexit sin acuerdo podría suponer enormes pérdidas para la industria automovilística alemana por lo que están impulsando la firma de un acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido que garantice el mantenimiento se sus relaciones comerciales y de inversión.


En definitiva, se puede afirmar que los problemas derivados del cambio estructural al que está abocada la industria automovilística y de componentes alemana se ha visto agravado por la crisis resultante de la pandemia del coronavirus por lo que es de prever que la recuperación se dilate más de lo que pueda esperarse en otros sectores industriales. No obstante, estos nuevos escenarios y otras situaciones aparentemente desfavorables como es el caso del Brexit pueden hacer surgir nuevas oportunidades en el mercado alemán: oportunidades que la empresa española de componentes de automoción no debe dejar pasar.

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