De la movilidad eléctrica hasta la conducción autónoma, de la escasez de conocimientos hasta la digitalización: la industria automovilística está experimentando un profundo cambio marcado, por ejemplo, por el paso a plataformas globalizadas y arquitecturas de vehículos estandarizadas.
Por un lado, la producción es cada vez más eficiente, pero por otro, incluso una sola pieza defectuosa puede tener efectos de mayor alcance que nunca. Ante las costosas retiradas, los fabricantes de automóviles se enfrentan a requisitos cada vez más complejos y a especificaciones más estrictas. ¿Merece la pena el esfuerzo de la trazabilidad, aunque suponga etiquetar hasta 20.000 piezas por vehículo? Sí, lo merece, pero se necesitan potentes tecnologías de lectura y verificación, además de un potente software para todos los datos cobren sentido.
Existen varias razones por las que los fabricantes necesitan llevar un registro preciso de las piezas y los componentes que forman un coche nuevo. Desde el punto de vista de la calidad, por ejemplo, el seguimiento de los códigos de barras ayuda a garantizar que se ensamblen las piezas correctas. Pero aún más importante es la capacidad de rastrear cada pieza del coche hasta su proveedor original. En caso de retirada o de descubrimiento de una pieza defectuosa, los fabricantes deben ser capaces de averiguar de una forma rápida y exhaustiva la procedencia de cada pieza. Esto se complementa con información como el número de lote, la fecha de fabricación y otros datos importantes para identificar qué vehículos están afectados por una pieza defectuosa. A medida que la industria automovilística se globaliza, se espera que la producción mundial de vehículos ligeros alcance unos 96 millones de unidadesen 2023. Esto significa que incluso una única pieza defectuosa puede tener un impacto enorme y, por tanto, debe evitarse a toda costa.
Documentar el origen y el historial de las piezas es vital para garantizar retiradas rápidas y rentables. Si el origen de una pieza no está completamente documentado, deben retirarse muchos más vehículos de los necesarios, lo que aumentará los costes considerablemente. Además, la trazabilidad minimiza las falsificaciones, ya que las piezas originales pueden rastrearse hasta su origen.
Algunas grandes empresas ya utilizan plataformas globales para el desarrollo de vehículos basadas en una arquitectura estandarizada en un contexto de fabricación flexible, para que millones de vehículos puedan utilizar las mismas piezas básicas. De este modo, los fabricantes reparten el coste de desarrollo de productos y equipos de fabricación entre una base de producción más amplia. El inconveniente es que un solo componente defectuoso (o falsificado) puede tener un impacto enorme. Por tanto, unos sistemas de trazabilidad fiables son más importantes que nunca. El gran sistema de proveedores creado por la arquitectura estandarizada a nivel mundial requiere visibilidad en tiempo real para que los problemas puedan solucionarse rápidamente antes de que afecten a millones de vehículos nuevos que entran en el mercado.
Los códigos de barras ayudan a garantizar que cada pieza lleve un identificador único allá donde vaya. Suele tratarse de un marcado en la propia pieza (DPM), grabado o impreso directamente. Entre los datos clave que se codifican con fines de trazabilidad en la industria automovilística se encuentra información como el número de pieza, serie, lote o modelo. Otros datos que podrían codificarse en los códigos de barras son el fabricante original, el lugar de origen, la fecha y hora de producción, la fecha de caducidad, las instalaciones de fabricación o montaje, los componentes utilizados en el montaje o la versión de software.
Cada vez que se lee un código en la fábrica, el sistema de trazabilidad transmite esos datos a un sistema de ejecución de fabricación (MES) o a un software de planificación de recursos empresariales (ERP), lo que ayuda a agrupar correctamente las piezas y a controlar otros elementos de la línea de producción en función de los datos. La trazabilidad se utiliza para etiquetar los componentes de la cadena cinemática con dimensiones específicas para garantizar un ajuste perfecto. Y es aquí donde la automatización de procesos reduce significativamente la probabilidad de errores.
Los sistemas de trazabilidad permiten contextualizar los cambios del proceso y analizar los efectos que tienen en la calidad del producto resultante. Ayudan a identificar los riesgos, a reducir su impacto y, en general, a mantener un estado de vigilancia constante. Cuanto más automatizado sea un sistema de trazabilidad, mejor será el análisis del proceso de producción y la detección de pasos problemáticos. Aunque la trazabilidad pueda parecer compleja, su estructura subyacente es relativamente sencilla. Al fijar códigos de barras únicos a los trabajos en curso y escanear estos códigos durante todo el proceso de montaje, los fabricantes pueden recopilar y almacenar importantes cantidades de datos sobre el paradero y el historial de cada artículo en todo momento.
En la actualidad, los fabricantes de automóviles se enfrentan a una serie de retos urgentes y complejos que requieren una documentación y trazabilidad completas y fiables. El procesamiento de todos los datos generados por el escaneo de códigos de barras en una línea de fabricación puede alargar notablemente los ciclos de producción, a menos que los fabricantes apliquen tecnologías específicas que mitiguen este problema. Para ser competitivas y estar preparadas para el futuro, las empresas necesitan potentes soluciones de automatización y robótica combinadas con soluciones de trazabilidad inteligentes e integradas, como marcadores láser, lectores de códigos de barras, verificadores de códigos de barras y controladores que puedan recopilar y analizar los datos sin interferir en la producción.
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