Eduardo González ha culminado una irreprochable trayectoria profesional, con una larga y fructífera etapa en Continental. Aportando actualmente su experiencia y conocimiento en la Fundación Corell, desgrana en esta entrevista con AutoRevista una carrera que le hace merecedor del reconocimiento 'Dirigente de Honor' en el marco de los 34º Premios Dirigente del Año.
La sabiduría y la asertividad de Eduardo González se hacen notar en la conversación con AutoRevista. Eduardo González desarrolló su carrera en la automoción desde 1985, habiendo trabajado en empresas multinacionales de origen alemán como Mannesmann, Siemens y posteriormente en Continental, compañía en la que asumió diferentes cargos y responsabilidades hasta hacerse con la Dirección General del área Automotive. De su trayectoria también cabe destacar su rol como vicepresidente en SERNAUTO desde 2013.
Un currículum ejemplar e impecable que le ha hecho siempre tener la agenda llena y organizada por colores y que ahora, tras su reciente jubilación, en este 2024 se despeja y le otorga algo tan valioso como es el tiempo. Un tiempo que generosamente seguirá compartiendo con la automoción, al menos en buena medida dada su actual labor como coordinador del Think Tank de Movilidad dentro de la Fundación Corell.
Su nutrida trayectoria le ha otorgado una visión de 360º del sector y, sobre todo, de la vida. Porque durante la entrevista González se ha mostrado crítico con cuestiones como la desigualdad del reparto de la riqueza. “Seguimos teniendo guerras, devastación, hambre en el mundo… Y, sin embargo, tenemos gente que es capaz de poder pagar para darse una vuelta por el espacio y volver”. Por otro lado, nos ha enseñado que siempre se puede aprender de todo aquel que te aporte independientemente de si su rango profesional es menor: “Siempre que me aportaron aprendí. Y eso incluye a todos, también a los trabajadores que estaban por debajo de mí. Por cómo trabajaban y cómo se implicaban”. En definitiva, Eduardo González es un ejemplo a seguir en lo profesional, pero también en lo personal.
AutoRevista.- ¿Cómo resumiría su trayectoria en pocas palabras?
Eduardo González.- Pues en una visión 360º de la automoción. Porque gracias a mi trayectoria he podido trabajar en los ámbitos de primer equipo; fábrica, equipos especiales, carroceros. También en el aftermarket y todo lo que este conlleva (desde el crear una red de distribución que trabaje tanto con la distribución independiente como con los servicios oficiales). Y, finalmente, con las redes. Trabajar en tantos escenarios diferentes me ha otorgado la oportunidad de interactuar y aprender mucho porque los retos son muy distintos.
AR.- Empecemos por el principio. Es ingeniero de telecomunicaciones, ¿por qué se decantó por estudiar una ingeniería?
E.G.- Yo estudié Telecomunicaciones en los años 70, a mediados. No existía demasiada tecnología, El primer ordenador personal de IBM llegó en el año 1984 aproximadamente. Todo estaba empezando y en ese contexto surgió la Ingeniería de Telecomunicaciones. A mí todo esto me interesaba mucho y por eso hice la carrera. Pero bueno, al final la vida te coloca determinadas oportunidades enfrente que no tienen que ver con lo que en principio esperas. Yo jamás me imaginé acabar en la automoción. Si bien ahora, 40 años después, estamos viendo coches conectados que cuentan con entre tres y cinco ordenadores de media, así que supongo que esto cierra el círculo. Y era impensable cuando yo llegué a la automoción, porque los coches solo eran gasolina y grasa.
AR.- ¿Había muchas salidas profesionales por entonces?
E.G.- Lo cierto es que sí, porque las empresas comenzaban a darse cuenta de que las nuevas tecnologías que llegaban las tenían que ir incorporando y, para ello, era necesario fichar a profesionales con conocimientos relacionados con los ordenadores. Y así, precisamente, llegué a la automoción.
AR.- ¿Cómo fue esa llegada?
E.G.- Di con una oferta de trabajo, hice la entrevista y me ofrecieron la oportunidad. Fue en el grupo internacional alemán Mannesmann. Al principio estaba un poco escéptico, pero decidí probar. Además, esta compañía tenía divisiones tanto de componentes de automoción como de fabricación de ordenadores. De este modo era una empresa dotada de tecnología. De hecho, era competencia de IBM. Y esos ordenadores antes solo los tenían empresas estatales, hospitales o la administración… Porque eran los primeros que empezaban a gestionar datos en esos momentos. En definitiva, que contar con esa tecnología era un privilegio.
AR.- Entró escéptico, pero sonríe al contarlo. ¿Cómo recuerda aquella época?
E.G.- Claro, porque ahora es completamente normal entrar en tu coche, saludarle y que te responda buenos días, pero antes eso sonaba a ciencia ficción. Lo recuerdo con mucho cariño y nostalgia, porque tomé la decisión de abrazar una oportunidad en la automoción, y fue una buena decisión. La suerte me acompañó. Por supuesto que luego hay que trabajar muy duro, pero la suerte también debe estar de tu parte.
AR.- ¿Y qué hay de Siemens?
E.G.- Vodafone hizo una OPA a Mannesmann, salió adelante y adquirió la empresa. Pero solo tenía interés por la división de telefonía y vendió la parte relativa a la industria. El gobierno alemán medió entonces con grandes grupos del país para retener el negocio y diferentes empresas decidieron comprarlo. Entre ellas, Siemens, Bosch o ZF, quienes se quedaron con la parte industrial de Mannesmann que les interesaba para complementar sus negocios. Siemens, tenía una parte de automoción y desde 2021 comenzamos a formar parte de la familia de la compañía como un grupo llamado Siemens VDO en el que se unió todo aquello de Siemens relacionado con la automoción y Mannesmann Kienzle. Y allí estuve desde 2001 hasta el 2008, cuando Continental adquirió la parte de automoción de Siemens y, con lo cual, se generó un grandísimo grupo de automoción a nivel global. Tanto es así que Continental estaba entre los tres primeros lugares del mercado, junto a Denso, Bosch y ZF.
AR.- De este modo, nunca llegó a salir de la compañía en la que entró. Su trayectoria ha sido impecable.
E.G.- Sí, aunque si miras mi vida laboral, entidades legales al menos hay diez, más tres grandes grupos. Si bien es cierto que todos pertenecen al sector. Pero sí, se podría decir que no he llegado a salir, solo que los cambios son complejos y yo he podido sobrevivir a ellos.. Pero bueno, al final el trabajo se me ha reconocido y me siento satisfecho de haberme sabido mantener y adaptar, y también de no afectar a aquellas personas que han confiado en mí.
AR.- Entremos en materia con Continental. Ha desarrollado tareas tanto en el área técnica, como en el área comercial. El área técnica dada su formación y trayectoria hasta entonces parece lo natural, pero el área comercial no tanto… ¿Cómo llega a desempeñar ese tipo de tareas?
E.G.- Si es cierto que el desarrollo en la empresa estaba muy orientado a la parte técnica, pero ya desde el primer momento hay contacto con clientes. Y el contacto con las personas es algo que nunca me ha desagradado, al igual que la comunicación. De este modo, quienes eran mis responsables vieron que también tenía esa vertiente, no tanto orientada a la actividad comercial como al trato y la relación con los clientes. A entender cuáles son sus problemas, cuáles son sus necesidades y, por supuesto, intentar de alguna manera que nuestra organización pueda satisfacer esas necesidades de manera correcta. Es interesante entender que no se puede trabajar igual en el ámbito del primer equipo, (cuando se está luchando por conseguir que un componente tuyo forme parte de un vehículo) que con la distribución del aftermarket. Porque con el aftermarket tienes que trabajar con condicionantes como el precio, la competencia o las entregas, porque en este caso toca modular la expectativa del cliente y conseguir convertirte en su socio.
AR.- Llega a la dirección general de Continental con 37 años, suponiendo esto un nuevo punto de inflexión en su carrera. ¿Cómo recuerda aquel cambio?
E.G.-. Fue un periodo complejo, porque en este contexto cada día teníamos que producir, vender recambios y buscar nuevos proyectos. Al final los resultados se miden por objetivos, y tenemos que facturar y tener un resultado. Fue complicado, pero, con mucho esfuerzo, mi equipo y yo lo conseguimos.
AR.- ¿Y qué pasó cuando asumió la responsabilidad de la planta de Rubi?
E.G.- Fue en el año 2006 y se extendió hasta 2008. Fue una grandísima experiencia. En 2008. Recién llegados a Continental hubo una reestructuración de las responsabilidades, y entonces pasé a tener la responsabilidad de la parte más aftermarket. Y lo cierto es que fue fantástico porque continué en Continental con nuevos productos y nuevas líneas. Y desde entonces hasta ahora, hasta mi jubilación en este 2024.
AR.- ¿Cómo vivió la pandemia?
E.G.- La pandemia es la guinda. En el año 2020 yo ya me sentía en la parte final de mi trayectoria profesional. Ya tenía una fecha de salida marcada y era el momento de disfrutar de lo conseguido y de dar paso a otras personas del equipo. Y de repente, cuando ya estaba más tranquilo, me encontré con una situación imposible de prever. Y por mucha preparación que uno tenga o por más años que haya trabajado, nos enfrentamos a una nueva realidad, completamente diferente. Pero yo creo que ahí se demostró lo mejor de cada uno. Lo vimos dentro de nuestra organización, en las personas que trabajaban en ella, pero también en el entorno del sector, las asociaciones… Todos nos pusimos a trabajar para que esto saliera adelante. Le echamos horas en casa, porque podíamos y eso nos permitió que no hubiese una discontinuidad y que nuestras plantan pudiesen seguir trabajando para que no hubiese un desabastecimiento. En definitiva, el Covid para mí demostró lo mejor de nuestros equipos.
AR.- Formó parte de SERNAUTO, haciéndose cargo incluso de la vicepresidencia. ¿Cómo fue aquella experiencia?
E.G.- Es otro capítulo. Una cosa te acaba llevando a otra. En 2006 me incorporé y viví muchas cosas, incluyendo una revisión interna de la asociación. Nos dimos cuenta de que había que incrementar la visibilidad. Porque se hacían muchas cosas, pero si no las cuentas tu nivel de influencia se reduce. Por eso todo este proceso de revisión interna fue muy interesante, incluyendo un cambio estatutario y mi ascenso a la vicepresidencia, que me permitió, junto a otras personas, poder contribuir a los cambios en la organización, como la ampliación del equipo o la mejora de las relaciones con otras asociaciones.
AR.- Acaba de jubilarse recientemente pero no se ha desvinculado del sector, porque está liderando el Think Thank de Movilidad de la fundación Corell. ¿Cómo está siendo esta experiencia?
E.G.- El 30 de junio, sí, todavía me estoy haciendo a la idea. Esta es otra vertiente, relacionada con el vehículo industrial. Continental comenzó trabajando como patrono, mediante una aportación económica, y ahora que yo no estoy dentro de la parte de patronazgo porque no estoy en Continental me hicieron la propuesta de liderar el Think Thank. Fue bastante orgánico. Esta fundación plantea hacer estudios, visibilizar la problemática de ese tipo de transporte y ofrece soluciones. En concreto, trabajamos a partir de tres pilares: el ámbito medioambiental, social y económico. Con ellos trabajamos en el Think Thank. Espero aportar mucho y haré todo lo posible para que así sea.
AR.- Hemos llegado al final de esta entrevista. ¿Qué personas le han marcado durante su paso por el sector?
E.G.- Es complicado, porque siempre que puedes nominar a alguien te dejas a otros y es como desmerecer. Pero bueno, he aprendido de muchas personas. Por ejemplo, de Antonio Sánchez Burgos, el director general que me contrató. Era una persona que compatibilizada su actividad en el área bancaria y accionista principal de la empresa. Me enseñó lo que es el esfuerzo y el trabajo. Por otra parte, en el mundo de Mannesmann VDO me marcó otra persona que era responsable a nivel mundial de nuestro negocio, Paul Harvey, un australiano que estuvo en Sudáfrica primero antes de
trasladarse a la central en Alemania. Me enseñó lo que es adaptarse a otros países, y trabajar en un entorno multicultural. Por otro lado, en estos últimos años, todos aquellos con los que he tenido relación y me aportaron. Siempre que me aportaron aprendí. Y eso incluye a todo el mundo, también a trabajadores que estaban bajo mi responsabilidad, por cómo trabajaban y cómo se implicaban.
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Entrevista publicada en AutoRevista 2.396
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