La industria europea de suministros de automoción se prepara para un año turbulento, ya que la última encuesta del sector revela que el 42% de los proveedores cree que no será rentable en 2025. Los nuevos datos de la encuesta bianual de CLEPA y McKinsey, con aportaciones de 120 empresas, arrojan luz sobre el clima empresarial del sector, las tendencias clave y los retos más acuciantes:
En el centro de estas preocupaciones se encuentra la incertidumbre que rodea a los nuevos proyectos y a la demanda de vehículos eléctricos (VE) en Europa. Los fabricantes de vehículos (OEM) presionan a los proveedores para que reduzcan costes, mientras que el mercado europeo lucha por mantener su ventaja competitiva.
Como resultado, las previsiones de rentabilidad pintan un panorama sombrío: El 42% de los proveedores prevé ahora operar con niveles de rentabilidad marginales o negativos, frente al 35% de hace sólo seis meses. Sólo uno de cada cuatro proveedores prevé una rentabilidad superior al 5%, lo que supone un descenso con respecto a las previsiones anteriores.
Benjamin Krieger, Secretario General de CLEPA, subraya las preocupaciones del sector, declarando: "No es el momento de restar importancia a los retos. Los proveedores se enfrentan a una reducción de los márgenes y a la falta de inversiones. Tres cuartas partes de nuestra industria operan actualmente con bajos niveles de rentabilidad. Los retrasos en las medidas políticas agravarán la situación. Tenemos que pasar de los debates sobre el Plan de Acción a medidas concretas, garantizando una aplicación efectiva de la neutralidad tecnológica y fomentando un entorno favorable a la innovación. Si no actuamos ahora, Europa corre el riesgo de ser recordada no por la potente industria que construyó, sino por la que perdió en favor de otras regiones".
La encuesta también pone de relieve un preocupante descenso de los volúmenes de producción: el 62% de los proveedores tiene dificultades para mantener sus plantas suficientemente utilizadas. Uno de cada cuatro proveedores afirma que la mayoría de sus plantas funcionan por debajo de su capacidad, lo que obliga a tomar decisiones difíciles en materia de reestructuración.
De cara al medio plazo (2025-2030), el 37% de los proveedores prevé la necesidad de reducir el número de plantas para ajustarse al descenso de los volúmenes de producción, lo que supone un aumento significativo respecto al 24% de hace un año. Esta inminente contracción amenaza el empleo, la innovación y la inversión a largo plazo en el sector. Además, el 33% de los proveedores advierte de que las quiebras de pequeños proveedores de nivel 2, así como la salida de proveedores del sector de la automoción, tendrán un fuerte impacto en sus operaciones, lo que supone un fuerte aumento con respecto al 20% del año pasado.
La disminución de la competitividad es mencionada por el 72% de los proveedores como uno de sus principales retos estratégicos. El 71% señala importantes dificultades para repercutir el aumento de los costes a los fabricantes de equipos originales, mientras que el 69% identifica la imprevisibilidad de la demanda como un reto importante.
Los proveedores de automoción, como intermediarios en la cadena de suministro, son los primeros en absorber las presiones de los costes y tienen dificultades para negociar ajustes de precios con los fabricantes de equipos originales. Aunque algunos contratos incluyen cláusulas de indexación, muchos no lo hacen, lo que obliga a los proveedores a entablar negociaciones complejas.
Además, la inestabilidad geopolítica está creando nuevos vientos en contra. El 58% de los proveedores señala el aumento de las tensiones mundiales como una de sus principales preocupaciones. El 58% de los proveedores identifica la inestabilidad geopolítica como un grave impacto en su negocio. En particular, los aranceles de Trump amenazan con afectar gravemente a los proveedores de automoción de la UE, tanto en su negocio europeo como en el norteamericano. Solo el 19 % de los proveedores indica que puede repercutir el coste de los aranceles a sus clientes OEM, mientras que el 54 % tendrá que negociar contratos con los OEM.
Los proveedores de automoción identifican tres palancas principales para mejorar la competitividad de la UE: acceso a energía asequible (65%), costes laborales y productividad competitivos (59%) y una oferta tecnológica competitiva (43%). Otros factores son la disponibilidad de materias primas críticas y de talento, así como la mejora del entorno normativo y el acceso al capital.
Los proveedores identifican sus conocimientos tecnológicos avanzados y su capacidad de innovación (62%), así como el poder de su marca y la confianza (50%) como sus principales activos frente a los competidores chinos. Además, el 41% de los proveedores destacan su profunda experiencia en el cumplimiento de la normativa como un punto fuerte en un mercado cada vez más complejo.
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