El último informe Data Digest, elaborado por CLEPA, estima que más del 50% de los vehículos fabricados en Europa a finales de esta década serán 100% eléctricos . Sin embargo, también indica que dos tercios del parque automovilístico será de combustión a finales de 2030 y subraya, por ello, la enorme importancia de avanzar en tecnología de combustión y en invertir en combustibles renovables para cumplir con las reducciones de emisiones de CO2 requeridas en el sector del transporte.
Y es que, aunque el parque de vehículos eléctricos sigue creciendo, la fabricación de automóviles de todo tipo (eléctricos y de combustión) sigue siendo muy inferior a los niveles anteriores a la Covid, lo que señala una desviación de las previsiones de hace apenas dos años. Por ello, el establecimiento de una cadena de suministro de baterías completa en la Unión Europea es crucial para cambiar esta trayectoria, lo que hace necesario reducir los costos de las baterías. En este sentido, apunta el informe de CLEPA, el sodio emerge como un potencial elemento de cambio que podría reactivar el segmento de vehículos económicos que ahora falta en la UE. Sin embargo, la baja inversión en la cadena de suministro de baterías intermedias y el difícil acceso a las materias primas plantea un serio problema para el crecimiento del sector.
Actualmente, los países de la UE ya están preparados para fabricar 2,6 millones de vehículos eléctricos, el 35% más que en 2023. Las últimas previsiones de GlobalData (LMCA) indican que más del 25% de los vehículos producidos en 2024 serán eléctricos de batería o híbridos enchufables. A pesar de este crecimiento, no alcanzaría las cifras estimadas en 2021, que predecían que la UE produciría más de tres millones de vehículos eléctricos, lo que subraya el desafío actual de la industria para recuperarse de la pandemia de Covid-19. Teniendo en cuenta los vehículos eléctricos y de combustión, los niveles de producción actuales de la UE están dos millones por debajo de los de 2019, lo que podría contribuir a las más de 97.000 pérdidas de empleo anunciadas y a la decepcionante creación de empleo relacionada con la fabricación de vehículos eléctricos observada recientemente.
Se espera que las materias primas y los materiales activos representen más del 50% de los costes totales de las baterías, lo que introduce incertidumbre y volatilidad debido a posibles cuellos de botella en la cadena de suministro y a la fuerte dependencia de Europa de las importaciones chinas. A pesar de ello, los analistas esperan una disminución de entre el 10 y el 20% en los precios de las baterías en 2024, frente al año precedente. En particular, la introducción de baterías de sodio surge como un posible punto de inflexión, ya que permitiría fabricar vehículos eléctricos más baratos. Las innovaciones en la tecnología de baterías de sodio tienen como objetivo abordar los problemas relacionadas con una menor densidad de energía, convirtiéndola en una opción viable para automóviles urbanos más pequeños y viajes de corta distancia.
Por otra parte, la inversión en la cadena de suministro de baterías intermedias de la UE sigue decepcionando y es más que posible que China y Estados Unidos sigan dominando la fabricación de materiales activos a lo largo de esta década. Al respecto, se prevé que la UE importe aproximadamente el 40% de sus materiales activos hasta 2030, lo que supone un riesgo de dependencia geográfica, ya que China controla más del 75% de la cadena de suministro de grafito, una materia prima crucial para la producción de ánodos.
La Ley de Materias Primas Críticas prevé un reciclaje que cubre el 25% del consumo de materiales de la UE. Sin embargo, la mayor vida útil de los vehículos y las baterías limita la disponibilidad de materiales reciclados durante los próximos 15 años, lo que lleva a objetivos de reciclaje específicos de baterías más bajos. Un estudio reciente de la consultora BCG sugiere que estos objetivos sólo podrán alcanzarse si se utiliza chatarra de producción. Incluso con este enfoque inclusivo, en 2036, los porcentajes máximos obtenibles de litio, níquel y cobalto, minerales críticos clave para la producción de baterías, están restringidos al 17%, 19% y 39%, respectivamente.
Las ventas de vehículos nuevos representan poco menos del 5% del total de vehículos en circulación, lo que significa que la composición del parque cambiará lentamente. De hecho, para 2040 se prevé que los vehículos eléctricos representen apenas el 30% del parque de turismos y el 35% de la flota de camiones, lo que supone menos de la mitad del kilometraje total en Europa. A pesar de la creciente presencia de vehículos eléctricos, lograr los objetivos de neutralidad climática y reducción de la contaminación en el sector del transporte seguirá dependiendo de las tecnologías de combustión en los próximos años, por lo que las inversiones en la producción de combustibles climáticamente neutros, incluido el hidrógeno, son esenciales.
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