La última actualización del Dacia Sandero, en su versión más campera o Stepway, ha ganado en atractivo, en equipamiento y en soluciones ingeniosas que hacen más sencilla y confortable la vida a bordo. Y, todo ello, manteniendo un buen y seguro comportamiento dinámico y un precio muy asequible. Por algo lleva camino de finalizar el año, otro más, como número 1 en ventas.
Para la marca rumana, no es nada nuevo colocar al Sandero como líder en ventas. Lo lleva haciendo, en el apartado de turismos desde 2020 de manera consecutiva y, o mucho cambian las cosas, o este año repetirá. No es de extrañar, sobre todo, si tenemos en cuenta lo que Dacia nos da a cambio por nuestro dinero.
Así, la gama Stepway parte de 14.720 euros, la más barata del mercado. Tanto que, incluso, el precio medio del vehículo de ocasión en España, 17.990 euros en 2023, es superior. Es más, el modelo que probamos en esta ocasión, el más alto de la gama biocombustible –puede utilizar gasolina o gas licuado de petróleo (GLP)–, cuesta 18.020 euros; es decir, 30 euros más que el del precio medio del V.O.
Por supuesto, con garantía de tres años o 100.000 km y… etiqueta ECO, que no sólo da libre acceso a las zonas de bajas emisiones de las ciudades, sino que también, en algunas de ellas, se beneficia de un menor coste, hasta el 50%, al aparcar en zonas de estacionamiento regulado, además del resto de “privilegios” contemplados para los modelos ECO.
El gusto que da entrar a un coche que huele a nuevo se complementa con su buena calidad de acabado y su completo equipamiento de serie. Es verdad que emplea profusamente plásticos duros, más económicos que los mullidos, pero también es cierto que son más fáciles de limpiar, sin menoscabo de unos ajustes al milímetro. También pueden restar atractivo al interior, pero los diseñadores de la marca rumana se han encargado de dotarle de una moldura de tela en gris claro, entre la parte superior del salpicadero y la inferior, que rompe la monotonía. Además, las vanguardistas salidas de aire de forma rectangular y acabado en punta (semejantes al emblema de la marca) que señalan hacia el centro del salpicadero, unido al interior de las mismas en tono bronce, le cargan de atractivo. Ese color bronce se replica también en las molduras de las puertas, en las costuras de los asientos y en diversos espacios de la carrocería, como en los retrovisores, por encima de las luces antiniebla o en el propio nombre de la marca sobre el portón.
Y ya que hablamos de la carrocería, unos ligeros apuntes. El Sandero Stepway es un turismo con una atractiva estética todocamino, pero no lo es. Las protecciones de plásticos en pasos de rueda, taloneras y determinadas zonas de los parachoques delantero y trasero; su mayor altura: 4 centímetros más que el Sandero, gracias a unas suspensiones de largo recorrido y a unos neumáticos más grandes (205/60 R16 frente a 185/65 R15), y las ingeniosas barras de techo, que pueden colocarse en apenas unos minutos en posición transversal para transformarse en baca, puedan llevar a pensar lo contrario. Mucho ojo con esta apreciación, porque la versión ECO-G no dispone de rueda de repuesto y una salida al campo puede aguarnos el día.
El acabado Extreme Go cuenta con todo prácticamente de serie y sólo deja como opción, en materia de equipamiento, el techo solar eléctrico (450 euros), y en recubrimientos, la pintura blanco glaciar (200 euros) y la metalizada (500 euros). En materia de seguridad dispone de 8 airbag, anclajes Isofix, control de adherencia Extended Grip, control de aparcamiento delantero y trasero con cámara posterior, detector de ángulo muerto, dirección asistida eléctrica (estreno en el Sandero), faros full led y antinieblas, freno automático de emergencia y llamada de emergencia e-call, entre otros. En materia de confort añade climatizador, frenos de mano eléctrico, elevalunas eléctricos en las cuatro puertas, Stop&Start, luces y limpiaparabrisas automáticos, apertura de puertas y arranque sin llave, retrovisores exteriores eléctricos y tomas de 12 voltios delante y detrás. En cuanto a infoentretenimiento, está dotado con Media Display con pantalla táctil de 8”, navegador, WiFi, radio con seis altavoces, conexiones USB, Bluetooth, Android Auto y Apple Carplay –replican la pantalla del móvil en la del vehículo–, y un ingenioso soporte para el teléfono móvil, situado junto al cuadro de instrumentos y al de uno de los puertos USB para facilitar su conexión.
En el interior, el puesto de conducción ha mejorado, al incorporar ajustes en altura y profundidad del volante (antes sólo en altura), lo que sumado a idénticos reglajes para el asiento del conductor (el del acompañante no se ajusta en altura) facilitan una buena posición de manejo. Los ergonómicos asientos delanteros sujetan bien el cuerpo en apoyo lateral y su mullido duro no cansa en largos viajes. Al alcance de la mano del conductor, los mandos se asientan en las puertas (elevalunas y reglaje de retrovisores), en el salpicadero (pulsador GLP para pasar de gas a gasolina y viceversa, reglaje de luces y botón de arranque), tras el volante (intermitentes, luces, equipo de audio y limpiaparabrisas), en el propio volante (regulador-limitador de velocidad, volumen, ordenador de a bordo y órdenes por voz), en la consola frontal (Start&Stop, función ECO, pantalla Media Display, climatizador y Extended Grip), en la consola central (freno de mano eléctrico y techo solar) y en el techo (e-call). Bien distribuidos también encontramos los huecos portaobjetos, con espacios en puertas, consola (incluido un cofre con tapa, que hace las veces de reposabrazos, entre los asientos) y una guantera de buena capacidad.
Por lo que respecta al cuadro de instrumentos, se lee con facilidad y el ordenador de a bordo, ubicado entre el velocímetro y el tacómetro, puede mostrar información de consumo de gasolina y de GLP, así como gasto instantáneo, autonomía, velocidad…
La habitabilidad posterior es correcta, con espacio suficiente para que un adulto de 1,80 metros no roce ni con el respaldo del conductor, aunque este sea de la misma talla, ni con el techo (sobran unos centímetros).
Como en otros modelos de su segmento, se echa de menos más anchura a nivel de hombros, por lo que tres adultos viajarán muy ajustados, más aún si tenemos en cuenta que la plaza central carece de ergonomía, es más dura y el piso no es plano, porque está recorrido por el túnel central. Además, no dispone de salidas de aire ni de toma USB; en cambio, si incorpora una toma de corriente.
El maletero cubica 328 litros de capacidad y puede alcanzar los 1.108 abatiendo los respaldos traseros, que lo hacen por partes asimétricas. En tal caso, dejan una superficie de carga casi plana, siempre y cuando el piso del maletero, que puede situarse a dos alturas, esté en la posición superior. El maletero cuenta con cuatro ganchos para sujetar bolsas y en la parte inferior se ubica el depósito de GLP de 40 litros que, junto a los 50 litros del de gasolina, le dotan para una autonomía de 1.300 km, asegura Dacia. La boca de carga es amplia, aunque el umbral está demasiado elevado, lo que dificulta la entrada y salida de objetos pesados.
El Sandero Stepway probado monta un motor tricilíndrico turbo de 999 c.c., que eroga 100 CV y 170 Nm de par máximo, asociado a un cambio manual de seis marchas, lo que le permite alcanzar 177 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 11,9 segundos, según los datos oficiales. Dacia ha homologado un gasto medio de 5,8 l/100 km de gasolina y 6,2 l/100 km de GLP. Bien es verdad que todos los modelos que se mueven por ambos combustibles siempre arrojan cifras mayores de gasto con GLP, pero también es cierto que este cuesta en el surtidor un poco más de la mitad que la gasolina, lo que no sólo compensa conducir con GLP, que arroja un coste por kilómetro similar al de un diésel, sino que también tiene contrapartidas en la duración y limpieza del motor, pues apenas deja residuos de carburación y sus emisiones son muy inferiores, haciéndole más fiable y eficiente. Y ya que mencionamos la eficiencia, destacar el buen hacer del Start&Stop, aunque en su contra hay que decir que se apaga tan pronto se pone en marcha el climatizador y no para el motor si nota el más mínimo rozamiento del pie sobre el embrague.
El arranque se hace siempre en gasolina y, a gusto del conductor, puede seguir con ella o alimentarse de gas. Para ello, basta con pulsar el botón GLP ubicado a la izquierda del volante. Un ligero traqueteo al ralentí acompaña la puesta en marcha, tanto al oído como al tacto del embrague, que desciende a medida que sube de vueltas y coge temperatura, si bien la rumorosidad nunca desparece y se hace más notoria a partir de 2.700 rpm. Por lo que respecta al embrague, hay que tratarlo con suma delicadeza en las primeras tres velocidades para evitar tirones y no filtra del todo las vibraciones del motor. Por debajo de las 2.000 vueltas, indiferentemente de la marcha que llevemos engranada, es rumoroso, perezoso y le cuesta ganar velocidad, pero a partir de la entrada del turbo se vuelve más voluntarioso. Se agradece la incorporación de la dirección eléctrica en ciudad: liviana, ágil y rápida por calles y callejuelas (aunque 3,25 vueltas de volante entre topes se hacen un poco difíciles de gestionar), y su mayor altura, que permite una visión perfecta de lo que sucede por delante y por detrás. En autopistas y autovías subraya un buen confort de marcha, gracias a una suspensión McPherson delante y de rueda tirada detrás, que lo sujetan bien al asfalto y que borran los pequeños baches de la carretera, si bien la dirección eléctrica transmite menos lo que sucede bajo las ruedas. Aun así, el Sandero Stepway está predispuesto para brindar confort y seguridad en largos viajes, siempre teniendo en cuenta que se trata de un motor de 100 CV y que las recuperaciones en adelantamientos, debido a su rendimiento a bajo régimen, requieren de mayor espacio y tiempo, pero nada preocupante y a lo que enseguida te acostumbras. En curvas cerradas, y exprimiendo un poco más las relaciones, exhibe una clara tendencia al subviraje, que el control de tracción se ocupa rápidamente de corregir. En estas carreteras, por lo general más bacheadas, se deja sentir la suavidad de la suspensión, que deriva en balanceos de la carrocería y, en ciertos casos, en rebotes y pérdidas de tracción.
Unos amortiguadores más duros y unos muelles más blandos determinarían una mejor repuesta ante este tipo de trazados. Por lo que respecta a los frenos, con discos delantero y tambores traseros, proporcionaron una buena distancia de parada y en ningún momento registraron fatiga, a pesar del trato duro al que les sometimos.
Ante la ausencia de ruedas de repuesto, apenas nos aventuramos fuera de la carretera, y sólo para probar el Extended Grip, que nos permitió atravesar zonas embarradas sin que el bloqueo de una rueda del eje de tracción, el delantero, impidiese el giro de la contigua y el avance.
Al final de la prueba, medimos un consumo medio de 7,1 l/100 km de gasolina y 8,5 l/100 km de GLP, de forma que su autonomía supera los 1.100 km.
Autonomía sobresaliente, coste por kilómetro similar al de un diésel, buena relación precio-equipamiento, comportamiento correcto, sistema biocombustible de serie, etiqueta ECO y precio rompedor (comparable al de un vehículo de ocasión, pero con 3 años de garantía o 100.000 km) modelan una atractiva versión de estética aventurera que seguirá, un año más, en lo más alto del ranking superventas o… ¿acaso hay dudas?
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