Este Camry resulta un producto superior a lo que aparenta. Desde fuera presenta una fisonomía diferente a la de cualquier otro modelo de este segmento que estemos acostumbrados a ver. Este vehículo no fue concebido para el mercado europeo, pero va incrementando sus ventas aunque no tenga la popularidad de otros modelos de la marca en España.
Toyota siempre juega a la carta de vehículos de buena calidad que envejecen muy bien, pues el paso de los años y los kilómetros parece no afectarles mucho. El plus de este coche se encuentra en el sistema híbrido que nos ayudará a reducir el consumo de una forma importante y, por otro lado, acceder al centro de las ciudades ya que por su catalogación ECO, las restricciones no le afectan, al menos de momento.
La estrategia se ha enfocado en lanzar un vehículo con un alto nivel de equipamiento, con una imagen diferente y rompedora complementada con un equipamiento de muy alto nivel. También, dispone de un sistema de propulsión híbrido paralelo con lo que en carretera, cuando se requieren prestaciones, están siempre disponibles. Según las circunstancias y los diversos parámetros de funcionamiento del vehículo, puede funcionar el motor de gasolina o el eléctrico, de forma separada, con lo que el ahorro de combustible es constante.
Visto desde fuera, por sus 4,88 metros de largo y sus 1,85 metros de ancho, claramente estamos ante una berlina que podría conducir cualquier ejecutivo. Pero si nos fijamos un poco más detenidamente en sus formas, comprobamos que ese estilo señorial está muy enmascarado y estamos ante una berlina deportiva. Sí, es larga, es ancha, pero no es excesivamente alta ni tampoco baja, la comodidad en el acceso y la salida del Camry sorprende porque, por sus formas, la impresión es de todo lo contrario.
Toyota siempre juega a la carta de vehículos de buena calidad que envejecen muy bien y el paso de los años y los kilómetros parecen no afectarles mucho
La proporción de los volúmenes de la carrocería y sobre todo, la cantidad de líneas y pliegues de sus paneles hacen que aumente la tensión a la hora de mirarlo y, nos demos cuenta de que estamos ante un coche con cierto talante deportivo. El parachoques delantero laminado, los prominentes pasos de ruedas, las ruedas de perfil bajo y sobre todo, las agresivas líneas del capó delantero hacen que olvidemos de cualquier solemnidad.
El interior es un conjunto de elementos muy armónicos y diseñados con mucho gusto. El puesto de conducción está muy bien estudiado y encontrar la posición adecuada no implica movimientos forzados. Llama la atención la regulación eléctrica del volante que, al quitar el contacto, se desplaza hacia adelante para dejarnos más espacio para entrar y salir del puesto de conducción.
Los asientos son cómodos y permiten realizar largos trayectos sin que notemos la espalda cargada, pues recogen muy bien el cuerpo. Respecto a los mandos, el túnel central, con una posición muy alta, hace que el selector del cambio se encuentre muy cerca del volante por lo que, con un leve movimiento tocamos con la mano en la palanca para seleccionar otra marcha. El volante tiene un grosor correcto y sobresale el cuero que lo recubre. El tacto es muy agradable y combina una parte de cuero liso con otra de cuero perforado contribuye a un mejor manejo.
Los pasajeros también están bien tratados, ya que las plazas traseras son muy cómodas. Debajo de los asientos delanteros, hay hueco suficiente para colocar los pies, con lo que se consigue un mayor nivel de comodidad. En esta parte trasera pueden viajar tres personas sin problema ya que el túnel del suelo no es prominente.
El espacio está muy bien aprovechado, ya que en estos 4,88 metros disponemos de un maletero que supera los 500 litros de capacidad ampliable abatiendo los respaldos del asiento trasero en 1/3 y 2/3. Sin embargo, semejante maletero está penalizado por una boca de carga de poca altura que nos limitará a la hora de organizar nuestro equipaje al acceder hasta el fondo o introducir algún objeto voluminoso.
Un punto muy destacable es el aislamiento acústico
Un punto muy destacable es el aislamiento acústico. A bajas velocidades donde el motor de gasolina no se revoluciona mucho y, en el caso de tráfico urbano, al funcionar con el motor eléctrico. Sin embargo, cuando salimos a carretera y tenemos que pisar el acelerador o, simplemente ante el ruido de rodadura, la sonoridad interior resulta elevada. Los cristales presentan un notable grosor y las puertas ajustan muy bien siendo imposible, desde el interior, introducir los dedos entre la puerta y la carrocería, lo que da una idea de cómo se ha trabajado en este aspecto.
La arquitectura de este sistema se define como un híbrido paralelo. Pueden impulsar el vehículo ambos motores a la vez, combustión y eléctrico, o sólo uno de ellos por separado. El sistema híbrido paralelo se caracteriza por disponer de una caja de cambios, en este caso automática de seis marchas. La propia palanca cuenta con una posición donde podemos manejar la caja de forma secuencial. También podemos hacerlo desde las levas situadas detrás del volante.
Este modelo no dispone de la conocida posición B en el selector desde la que los coches híbridos o eléctricos se pueden conducir con un solo pedal, aprovechando la resistencia del motor eléctrico cuando recupera energía. Aquí la recuperación de energía se produce de tres formas: una muy leve, que es quitando los pies de los pedales y dejándolo rodar por inercia; una segunda, pisando el freno que, en función de la intensidad con que lo hagamos, generará una capacidad de regeneración mayor o menor; y la tercera, accionando el cambio de forma manual para aprovechar la retención del motor de gasolina y para regeneración máxima.
En ciudad, en uno de los recorridos realizados, hemos batido el récord de consumo de todos los vehículos con los que hemos realizado pruebas en los últimos meses, quedándonos en 2,7 l/100Km
La potencia conjunta de ambos motores es de 218 CV, que para los 1.600 Kg de peso son más que suficientes para tener unas prestaciones adecuadas a la hora de pisar a fondo el acelerador, con unos consumos muy contenidos. El motor de gasolina es un cuatro cilindros de 2.5 litros de cubicaje con un par máximo de 221 Nm en una franja de revoluciones que va desde las 3.600 a las 5.200. La potencia por separado de este motor es de 178 CV a 5.700 rpm. El motor eléctrico rinde una potencia de 120 CV con un par máximo de 202 Nm. Puede sorprender la gran cilindrada del motor de gasolina que a priori haría que aumentase el consumo de forma desproporcionada, pero no es así. El porqué de este motor es tan simple que necesitamos una fuente generadora de energía lo suficientemente solvente para impulsar el vehículo y recargar la batería sin que desfallezca o sin que notemos pérdida de prestaciones.
Aludiendo a la marca del equipo de competición de Toyota, queda perfectamente definido como se comporta este Camry. Dinámicamente es espectacular, las ruedas de perfil bajo cierto es que hacen que el comportamiento del coche sea más brusco, pero las suspensiones están perfectamente puestas a punto y equilibran muy bien las fuertes sacudidas iniciales ocasionadas por un asfalto en no muy buen estado con un comportamiento eficaz y seguro.
Los consumos en carretera pueden bajar de los cuatro litros si las condiciones son favorables estando ligeramente por encima de los cinco litros la mayor parte de las veces. En nuestro recorrido de pruebas la media fue de 5,16 l/100km si bien, en alguno de los tramos estuvo en 3,6 l/100Km. En ciudad en uno de los recorridos realizados hemos batido el record de consumo de todos los vehículos con los que hemos realizado pruebas, quedándonos en 2,7 L/100Km, algo que para un coche de las características del Camry, nos hace ver lo afinado de su sistema híbrido y lo optimizado de todos sus sistemas y también, todo hay que decirlo, lo pillamos todo a favor. Dejando estas particularidades de lado, la media en ciudad está en los 3,7 l/100 Km que, es una cifra muy buena.
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