Las ventas de la industria europea de equipos y componentes de automoción alcanzaron los 160.000 millones de euros en el primer semestre del año, ajustadas a la inflación, lo que suponen un descenso del 1,1% respecto a los resultados conseguidos en el mismo periodo del año anterior y del 9% frente a los niveles registrados antes de la pandemia de la Covid-19, según los datos de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (CLEPA).
Por lo que respecta a inversión extranjera directa, atrajo cerca de 7.500 millones de euros en dicho periodo, el 13% por encima del nivel registrado en el primer semestre de 2021 y el doble que antes de la Covid.
La industria española de partes y piezas, con 1.700 millones de euros, fue la segunda que más inversión recibió, solo por detrás de Alemania, que atrajo 4.200 millones de euros, el 56% del total). En tercera posición se situó Austria (1.000 millones de euros y el 17%). La inversión extranjera directa creó más de 10.000 puestos de trabajo en este periodo.
Dentro de este capítulo, la inversión de 4.000 millones de euros de Northvolt para construir una planta de baterías de 60 GwH, en Heide (Alemania), que debería empezar a entregar baterías para vehículos eléctricos a partir de 2025, fue la mayor de las anunciadas.
Al respecto, CLEPA señala que el ecosistema económico de la industria proveedora de la automoción de la UE muestra un balance mixto en el primer semestre de 2022. Aunque los ingresos siguen estando muy por debajo de los niveles anteriores a la Covid y los beneficios operativos continúan reduciéndose, las inversiones en nuevas instalaciones y la creación de empleo ponen de manifiesto lo que está en juego para Europa a medida que aumentan las presiones. Así, durante los seis primeros meses de este año, los ingresos de los proveedores, las exportaciones y la rentabilidad han descendido en comparación con el mismo periodo de 2021, lo que sugiere que el optimismo respecto a una fuerte recuperación tras la crisis ha perdido fuerza. Es probable que el aumento de los costes y los posibles vientos en contra del mercado sigan desafiando a un sector que hasta ahora ha demostrado una notable resistencia y compromiso con la inversión en la base industrial de Europa.
Los proveedores europeos de automóviles exportaron piezas por valor de 26.000 millones de euros durante los seis primeros meses, el 3% por debajo del nivel registrado en el mismo periodo de 2021, mientras que importó por valor de 13.600 millones de euros, el 13% más, de forma que el superávit comercial de la UE se redujo en 2.200 millones de euros, hasta los 12.400 millones.
El análisis de Clepa de los 23 mayores proveedores que publican información financiera intermedia muestra claramente que la rentabilidad está bajo presión. En 2019, antes de la crisis, el margen medio de beneficio operativo (EBIT) se situó en torno al 5%. En el primer semestre de 2021, siete de los 23 proveedores registraron un beneficio operativo por debajo del punto de referencia del sector antes de la crisis.
En el primer semestre de 2022, esto ha aumentado a 16 de 23 proveedores. Seis proveedores registraron un beneficio operativo inferior al 1%, y dos de ellos registraron pérdidas del 2,9% y del 1,3%. La disminución de los beneficios operativos no solo tendrá un impacto negativo en la capacidad de los proveedores para financiar inversiones, sino que también afectará a los costes de financiación, ya que la rentabilidad operativa es un parámetro importante para los bancos y los mercados de capitales.
Los proveedores de automoción comprometieron importantes inversiones en la transformación hacia los vehículos eléctricos y autónomos en la primera mitad de 2022, lo que dio lugar a casi 8.000 anuncios de demanda de empleo. Sin embargo, al mismo tiempo, la transformación también está dando lugar a pérdidas de empleo, con 3.750 recortes de puestos de trabajo anunciados por los proveedores en el mismo período, que no siempre se compensan 1:1. Un estudio anterior de PwC Strategy, encargado por CLEPA, indicaba que, a partir de 2025, la transformación se traduciría en la pérdida de hasta 500.000 puestos de trabajo en el ámbito de la cadena cinemática para 2040 y que la mayoría de las pérdidas se producirían después de las ganancias de empleo. Los fabricantes de vehículos anunciaron una pérdida neta de empleo de 1.450 puestos en el mismo periodo.
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