En su camino hacia la sostenibilidad, la industria automovilística se enfrenta a un escenario desafiante que, en el caso de España, ha sido abordado en un plan integral presentado por el Gobierno, con la finalidad de impulsar la cadena de valor de la industria del automóvil hacia una movilidad sostenible y conectada. Así lo agumentan desde Bosch España.
Y es que España se sitúa entre los países europeos con menos ventas de vehículos electrificados, según datos de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Europa (ACEA). En el año 2023, tan solo el 12% de los vehículos vendidos en España correspondieron a modelos híbridos y eléctricos, un dato significativamente inferior en comparación con países como Portugal o Francia.
Por eso, todos los esfuerzos deben estar concentrados en el desarrollo de planes que permitan abordar estos desafíos con agilidad y visión a largo plazo. El avance hacia una movilidad sostenible y conectada no solo conlleva la adopción de nuevas tecnologías y la mejora de la infraestructura, sino también la adaptación de los procesos de producción. Bosch plantea, desde su visión, los retos para conseguir la descarbonización de la industria automovilística en España.
Desde su entrada en el mercado, los vehículos eléctricos han sido más caros que los de combustión interna debido a varios factores, tales como el coste de la tecnología de baterías y la falta de economías de escala en la producción. Aunque en los últimos años, hemos sido testigos de una notable reducción en el precio de las baterías, sigue siendo necesario invertir en investigación y desarrollo para continuar reduciendo sus costes y mejorar su eficiencia. Aunque la tecnología de las baterías ha mejorado significativamente, todavía existen limitaciones en cuanto a la autonomía y el tiempo de carga, por lo que se hace imprescindible seguir avanzando en desarrollar baterías con mayor capacidad y tiempos de carga más rápidos.
La industria automovilística ha estado dominada durante décadas por los vehículos de combustión interna, por lo que la transición hacia la electrificación está encontrando cierta resistencia por parte de los consumidores. Si bien es cierto que cada vez existe una mayor concienciación medioambiental y que las preferencias de los consumidores se orientan hacia una modalidad de transporte más respetuosa con el medio ambiente, es necesario seguir promoviendo políticas y medidas que fomenten la adopción de vehículos eléctricos para superar las barreras culturales, económicas y de percepción asociadas con esta transición. Esto implica también ofrecer incentivos fiscales y financieros para la compra de coches eléctricos.
Además, la oferta de una gama cada vez más amplia de modelos de vehículos electrificados que ofrecen distintas opciones en materia de rendimiento, autonomía y precio, está contribuyendo a lograr que la movilidad eléctrica sea una opción más atractiva y accesible.
Si se quiere garantizar el éxito a largo plazo de la movilidad eléctrica, se vuelve prioritaria la modificación del mix energético empleado para alimentar estos vehículos. A medida que se incrementa el uso de vehículos eléctricos, la generación de energía eléctrica debe basarse en fuentes renovables y bajas en carbono para maximizar los beneficios ambientales del transporte. Cada vez más países, entre ellos España, están implementando políticas para fomentar el desarrollo de energías renovables, como la solar y la eólica, y limitar la dependencia de los combustibles fósiles en la generación de electricidad.
La descarbonización de la industria automovilística también está teniendo un impacto sobre el empleo, especialmente en los sectores relacionados con los motores de combustión interna. Por ello, se hace indispensable implementar unas políticas de transición justa que ayuden a reconvertir y reentrenar a los trabajadores afectados por estos cambios. Estos programas pueden ayudar a adquirir nuevas habilidades y los conocimientos necesarios para trabajar en sectores relacionados con la movilidad eléctrica y las energías renovables. Así, la descarbonización puede generar oportunidades en la cadena de suministro, ya que la producción de vehículos eléctricos y componentes relacionados requiere una cadena de suministro diversa y especializada, lo que puede impulsar la creación de empleos en sectores como la minería responsable de los minerales utilizados en las baterías, la fabricación de componentes electrónicos y la logística de transporte.
“Bosch apuesta fuertemente por acelerar la descarbonización de la industria automovilística y por el desarrollo de soluciones innovadoras a lo largo de toda su cadena de valor, que nos permitan seguir abordando los continuos desafíos que plantea el sector” afirma Ricardo Olalla, vicepresidente de ventas de Bosch Mobility para España y Portugal.
El avance hacia la descarbonización de la industria automovilística en España se basa en encontrar la forma de impulsar una serie de soluciones indispensables. Entre ellas, destacan la necesidad de impulsar la innovación en electromovilidad, aumentar la oferta de vehículos eléctricos y ampliar las infraestructuras de recarga, principalmente los de carga rápida y ultrarrápida. En el último trimestre del año, se instalaron 4.121 nuevos puntos de recarga en España. No obstante, de los 29.301 puntos instalados, todavía hay 7.728 puntos de recarga que siguen inactivos, según el último barómetro de la electromovilidad elaborado por ANFAC. En este contexto, la implicación de fabricantes, proveedores, consumidores y sector público es crucial para incentivar un cambio hacia prácticas más ecológicas en la industria del automóvil.
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